El panorama de hoy es muy claro: no es posible predecir el mañana. Con el mañana me refiero al día y no a una metáfora de porvenir. La planificación a la que pudiéramos estar acostumbrados ya no es posible, se vive con cierta incertidumbre. Ahora, es necesario improvisar, innovar, movernos en función a lo que dicta el fenómeno social de turno; llámese corrupción, escasez, rebelión, pandemia, migración, entre otros.
En la situación actual, podemos evidenciar que se han establecido medidas extremas para controlar la expansión del llamado “coronavirus”, las cuales se presentan como una solución para todos por igual, sin embargo, estas medidas no siempre pueden ser aplicables para todos. Lo que deja en descubierto esta crisis mundial, es que nos cuesta afrontar lo inesperado y en este caso, cada quien debe apropiarse de sus soluciones.
Se habla de la cuarentena y vemos a los sujetos haciendo uso de su creatividad para poder construir salvavidas que les evite ahogarse en angustia. La falta o pérdida, también se manifiesta a través del colapso del mundo que conocíamos, así como la globalización nos dió “todo”, todo nos quita. Entonces, ¿es momento de aprender a vivir con la incertidumbre?
Para reflexionar sobre esto tenemos varios ejemplos; padres se sirven de juegos para entretener a los niños, practicando deportes en casa, haciendo rutinas de yoga, otros se dan el tiempo de retomar proyectos olvidados.
Algunos compran diez cajas de mascarillas, guantes, litros de alcohol gel y hacen compras de alimentos para seis meses. Al otro lado de la ciudad, otros tienen solo el dinero justo para el pasaje hasta fin de mes y sobreviven haciendo las compras al día.
Un escenario más cruel se presenta en la esquina; una mujer descalza busca que comer entre la basura. Si se queda en casa, no tiene garantía de comer y le mataría el “virus” del hambre. Ella no puede hacer teletrabajo, está totalmente expuesta, propensa a la enfermedad. Para ella el virus no es más que un invento de los ricos, a ella se le presenta una realidad más fuerte de combatir, para ella esto no es una contingencia.
¿Qué hacer con esa constante pregunta que surge cuando hay más excepciones que reglas?
Cada quien se las arregla contestando esa pregunta o mejor dicho, construyendo esa respuesta. La realidad de nuestro tiempo se crea a partir de las posibilidades, con un andar constante que se vuelve de a poco más prudente. La realidad actual nos recuerda la contingencia de lo propiamente humano. Es imposible controlar todos los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor y es a partir de la pérdida que podemos crear nuevas estrategias para afrontar este conjunto de azares que denominamos vida.
Psicóloga Clínica de orientación psicoanalítica.
Experiencia en el trabajo con niños, niñas, adolescentes y adultos.
Interesante trabajo. Muy fresca la página en cuanto al color y la presentación, incita a explorar. Felicitaciones a sus creadores. !Éxitos!!!
Muchas gracias. Esperamos sea de provecho. Saludos