Vivir la migración

Este texto nace de los avatares, consecuentes reflexiones y movimientos psicológicos que ha sido producto de la migración que hice de mi país de origen. Escribo como psicólogo clínico y también como viviente de la experiencia del migrar. 

Me surge, en relación a los efectos que produce la migración, la imagen de ciertas especies animales que se movilizan de un lado a otro. Se ven llevados por necesidades de supervivencia y por ende deben reinventar sus formas, buscando estrategias para adaptarse. Tal como hacemos los seres hablantes al momento de vernos impulsados a tomar la decisión de migrar de un país a otro, de una ciudad a otra, y por qué no, de una situación o forma de ser y actuar, a otras formas de ser.

“La migración propiamente dicha es aquella en la cual se produce el traslado de un país a otro, o de una región suficientemente distinta o distante, por un tiempo suficientemente prolongado como para que implique ‘vivir’ en otro país y desarrollar en él las actividades de la vida cotidiana”*.

La migración: ¿un desplazamiento subjetivo?

Migrar se trata de movimientos y las consecuencias de los mismos. Se da por diferentes causas y razones. De lo dicho pienso en la analogía de cómo funciona una consulta psicológica. Desde el mismo momento que un sujeto elige iniciar un proceso terapéutico se someterá a movimientos subjetivos y singulares, impulsado por malestares y angustias. Este movimiento no sucederá tampoco sin dificultades, obstáculos y contingencias tanto sociales como subjetivas.

Es aquí donde esta analogía, que surge como invención, me permite intentar darle un lugar a las personas que han tomado la decisión de hacer movimientos subjetivos, o como yo lo llamo, migrar de una posición subjetiva a otra en búsqueda de nuevas formas de ser y actuar.

Digamos que uno de los efectos que ha producido la migración en mi caso ha sido crear un espacio donde pueda prestar mis servicios para la escucha de los malestares que le hacen preguntas a dichos seres hablantes.

Migrar y la responsabilidad sobre uno mismo

El acto de emigrar lo comparo con el hecho de asistir a una consulta psicológica y asumirse como paciente, ya que se ponen en juego muchos factores singulares. Lo que lleva a un sujeto a tomar la decisión de migrar son las propias preguntas, angustias y malestares subjetivos. Se trata de resolver algo a partir de tomar la decisión de mudarse de país. 

“La migración como coyuntura vital que implica un gran número de cambios -todo lo que rodea al individuo se modifica: familia, lengua (o la manera de habitar una misma lengua), relaciones sociales, cultura, paisaje, situación social, etc.- es fuente de riesgos y pérdidas pero también de expectativas, por ejemplo la de un corte total con el pasado, como si las marcas de la propia historia pudieran borrarse.”**

Algo similar ocurre cuando el sujeto toma la decisión de asistir a un consultorio clínico. Se debe estar dispuesto a explorar aspectos personales, íntimos, singulares.

En ambas situaciones, cargamos con un equipaje. En este sentido, Llevamos maletas que contienen no solo bienes materiales, también se lleva material subjetivo importante. Para algunos puede ser pesado, para otros liviano. Depende de cada uno.

Cuando hablo de hacerse responsable de uno  mismo, se trata de no culpar a nadie por las situaciones que estamos viviendo. No hay culpables de las decisiones que tomamos ni de los actos que ejecutamos.

1. Grinberg, L. y Grinberg, R. (1996)  Migración y exilio, Madrid, Biblioteca Nueva, 1996, p. 30.

2. Alvarez, M. (2009) Psicoanálisis y migración: El duelo migratorio. [Internet] Disponible en:  

 http://www.elblogdemargaritaalvarez.com/2009/11/una-nueva-vida-sobre-las-expectativas-y.htm

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