“Creemos que decimos lo que queremos, pero es lo que han querido los otros, más específicamente nuestra familia que nos habla… Hay en efecto, una trama, nosotros la llamamos nuestro destino.”
Jacques Lacan
Es creencia popular que los niños que fueron hijos deseados tienen un mejor destino que aquellos que no.
De alguna manera se ha considerado el uso de la tecnología y los avances médicos para concebir a un hijo como expresión ese deseo debido al esfuerzo que implica. Pero ¿es en realidad un deseo?
Un niño deseado vs. no deseado
Si bien, el aspecto biológico es predominante para que se produzca un embarazo, el mismo se origina y se sostiene por un deseo de ser madre en primer lugar.
En algunos casos el embarazo es aparentemente no deseado considerando factores socio-económicos como por ejemplo no tener casa propia, no estar casados, no se tienen suficientes ingresos o una profesión. Sin embargo, el deseo está presente por otra vía.
Si se da un embarazo, quiere decir que algo en la subjetividad de la madre está preparado para asumir tanto la maternidad como el hijo por venir.
Pero la realización de ese deseo no es sin conflicto. Toda elección y nuevas experiencias generan angustia.
Así que con las condiciones adecuadas o no, lo que se evidencia al producirse un embarazo, es que hay un deseo de tener un hijo y ese hijo nacerá bajo las coordenadas familiares de unos padres que le ofrecen un lugar en sus vidas.
¿Qué clase de padre o madre seré?
No nos enseñan a ser padres y los niños no vienen con instrucciones. A pesar de esto, familiares, amigos y conocidos intentarán transmitir sus experiencias, aconsejarnos, decirnos como hacer las cosas según sus propias creencias de lo que está bien o mal.
Muchas veces podemos sentirnos juzgados e incluso pensar que lo estamos haciendo mal por tomar decisiones distintas a las que nos fueron sugeridas por pensar en lo que se espera de nosotros en el rol de madre o padre.
Lo cierto, es que ante la maternidad y paternidad, tanto la mujer como el hombre responderán con los recursos que tengan para asumir el nuevo rol. No existe fórmula mágica.
Los ideales transmitidos y el propio deseo de ser padre y madre guiarán a cada uno en este camino. Es una decisión personal cambiar o no los ideales con los que se formó para transmitir unos distintos a la nueva familia en crecimiento.
¿Qué consecuencias tiene para el niño?
Los padres son responsables de darle al hijo un lugar propio, de considerarlo una persona, que siente y padece, que se preocupa, necesita afecto, atención y formación. Todo lo que los padres digan o no digan, hagan o no hagan, tendrá efecto en los niños.
No existe un mejor o peor tipo de padre o madre. Los dichos de los padres marcaran un punto de partida pero el niño durante su crecimiento responderá o no ante esos ideales paternos para configurar su propio ser, generará sus propios recursos y herramientas para enfrentarse al mundo y crear su propia historia en el contexto en el que se encuentre.
Lo que realmente importa es que para el desarrollo del niño es crucial sentir el amor y el deseo de sus padres.
Psicóloga Clínica de orientación psicoanalítica.
Experiencia en el área de salud mental con niños, niñas, adolescentes y adultos. Intervención y tratamiento de las distintas manifestaciones de malestar subjetivo: angustia, depresión, ansiedad, somatización, dificultades en la socialización, entre otros.
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