Al momento de coordinar una cita con una paciente vía mensajería instantánea le escribí de manera instintiva “mañana nos vemos”, borré inmediatamente y corregí el texto: “nos conectamos”. Después de este momento recurro a la necesidad de reflexionar sobre este encuentro. La cuarentena, a partir de la emergencia sanitaria del Covid-19, nos ha llevado a buscar nuevas formas de encuentro; modificando nuestra cotidianidad, como discutía con un estimado colega.
Ahora las citas se coordinan por mensajería instantánea, la consulta se lleva a cabo por videollamada a través de varias plataformas y el pago por transferencia bancaria. En solo tres simples y básicos pasos de mi práctica clínica se observa claramente con un ejemplo breve, como nuestra realidad se ha convertido en una “nueva normalidad”; pasamos de un encuentro físico, a uno virtual en donde nos separan miles de kilómetros y un monto importante de aplicaciones tecnológicas como herramientas para comunicarnos.
De pronto nos vemos obligados a estar vinculados desde otro lugar, no sólo en cuanto al plano físico, sino también en cuanto a nuestro deseo y contenido inconsciente. Hoy en día podemos sentir la necesidad de estar más al corriente de nuestros amigos y seres cercanos (acá tuve un lapsus y puse lejanos, lo cual tiene sentido en plano físico). El número de video-llamadas grupales se ha incrementado en gran medida durante este aislamiento, a su vez, las transmisiones en vivo, videos, tutoriales de cocina, medidas de seguridad frente al covid-19, etc. Ponernos en posición de actores y público se ha convertido en una dinámica común estando desde nuestro hogar.
Ya que no puedo salir a trabajar, ¿qué puedo hacer para ayudar desde mi campo? Ante esta interrogante, la respuesta fue sencilla: intentar hacer una transmisión en vivo, hablar de temas de interés actual y responder preguntas de los participantes relacionadas con la psicología. Entonces, ¿qué de mi deseo me direccionó en esta vía?
Me parece que viene a partir de un encuentro con un otro, no solo desde la mirada de un espectador, sino desde una interlocución, en donde pueda reflexionar sobre diferentes temas aportando a la comunidad. En este sentido, mi necesidad y deseo de hacer una transmisión en vivo vino acompañada de la idea de hacerlo con un colega, para poder establecer un diálogo que permitiera dar una respuesta a mi reflexión.
Al inicio, mientras mi colega se lograba conectar, di paso a una explicación del porqué de la apertura de ese espacio, inmediatamente me sentí acompañada por mis amigos que mandaban sus mensajes, era curioso como mi soledad física, se disipó y dio lugar a este encuentro de manera espontánea a través de la interacción de preguntas y reflexiones de otros espectadores, quienes de alguna manera guiaron el diálogo con mi colega.
El tema trabajado fue alrededor de las emociones presentadas en el marco de la cuarentena. Expusimos ciertas herramientas prácticas para ayudar a canalizar el malestar presentado; a su vez, explicamos lo importante y necesario de dar espacio al malestar para entender qué es lo que aquellos síntomas están comunicando. Lo que rescato de esta experiencia es que a partir de poner el malestar de cada uno en palabras se posibilitó un espacio enriquecedor de diálogo y compañía virtual.
¿Te interesa este tema?, puedes saber un poco más, leyendo: El sentido de pérdida de libertad en la cuarentena.