La migración es un fenómeno que ha marcado la vida de muchos seres vivientes desde el principio del mundo. Los humanos, a diferencia de los animales, somos atravesados por el lenguaje y por tanto existen múltiples significaciones que se le puede dar a un mismo evento.
Las ciencias sociales como la sociología y la psicología han analizado el fenómeno de la migración subrayando los aspectos patológicos o traumáticos asociados. Pero hay otros aspectos relevantes a considerar. La migración no es igual para todos, se trata de una historia que debe ser reescrita a cada paso.
¿Qué buscamos cuando migramos?
Migrar es un acto. Podría decir que un acto como cualquier otro, implica tomar una decisión orientada hacia el deseo. Es un movimiento que va más allá del lugar físico hacia el que nos desplazamos. No se puede comparar una migración como la que ocurrió desde Venezuela con aquella a la que se vieron forzados a realizar los judíos perseguidos por los nazis.
Existen muchos factores implicados en las migraciones que son coordenadas propias de la época. Los más destacados son las condiciones materiales o económicas, ambientes hostiles que ponen en riesgo la vida o la imposibilidad de poder sostener la vida del modo que se desea.
Las razones políticas, económicas o sociales no son más que fenómenos cíclicos que se van repitiendo a lo largo de la historia.
“Existe otro tipo de factores como la ilusión de un estilo de vida deslumbrante y la constitución de un Otro idealizado que le otorgará un lugar, recursos y nuevos lazos sociales”.*
Ahora bien, la subjetividad de cada uno de los que ha decidido migrar se pone en juego. Cada sujeto tiene su propia historia y responde de manera distinta. Por lo tanto, los movimientos migratorios marcarán singularmente el porvenir del sujeto migrante. Los migrantes no son todos iguales. Sea cual fuera la causa del desplazamiento, se ponen a prueba las posibilidades de invención.
Lo traumático de la migración
Desde el punto de vista psicoanalítico, sabemos que toda elección trae consigo una pérdida porque en el momento en que el sujeto opta por cambiar de vida y espacio de trabajo, deja de dar continuidad al recorrido de vida que estaba teniendo.
“Así, teniendo en cuenta que la migración conlleva un cambio de cultura, la situación sería siempre vivida como catastrófica para el psiquismo porque la cultura de origen es irremplazable” **
En relación a las pérdidas, tenemos una variedad importante de formas con las que los sujetos logran atravesar esa situación y elaborar el proceso. No todas las experiencias se consideran traumáticas. Ello dependerá de la posibilidad de construir una experiencia de crecimiento personal y de explorar habilidades y aptitudes desconocidas. En contraste, a otros sujetos les puede costar más elaborar el duelo de sus pérdidas, sin presentar posibilidades de sobreponerse a las mismas.
La condición de ser extranjero puede obstruir el crecimiento o permitir al sujeto una elaboración y transformación subjetiva, dependiendo de cada caso singular. Yo misma he vivido la experiencia de migrar. Al respecto, puedo decir que siempre hay algo de extranjeros en nosotros mismos y es en relación con los otros que nos rodean que podemos familiarizarnos con eso.
No toda migración es exitosa. ¿Por qué?
Se da por sentado la importancia de la relación que se establece con aquellos que comparten la condición de migrantes. Igualmente, se puede dar cuenta de la relevancia de los lazos que comienzan a forjarse en tierra nueva. De esta manera, las costumbres, lenguaje e idiosincrasia que abarca la cultura que se deja atrás puede ser reinventada añadiendo elementos de la nueva cultura en el país de migración. Eva Hoffman comparte que:
“El apego a la primera lengua y al origen, si el sujeto puede transportarlos con éxito de un lugar a otro, son la fuente de apegos posteriores, los cuales permiten amar nuevos mundos y amar el mundo de nuevas maneras.” ***
Los lazos afectivos permiten al migrante lograr apropiarse de la lengua del país extranjero al que llegaron y elaborar así la transición de una lengua a otra y de una cultura a otra. Para mí la migración ha tenido un efecto de continuidad, pausada en algunos momentos por las circunstancias que considero transitorias.
Pero en el fondo, en esa continuidad, se ha tratado de reinventar lazos sociales inéditos, uno por uno. Hacerse un lugar, uno nuevo, con las piezas que quedan de lo viejo pero incorporando elementos nuevos cada vez.
* Lora, M.E. (2011) Las identificaciones y las migraciones indígenas. Revista Digital de la EOL. Virtualia. N°22. Año X. Disponible en: http://www.revistavirtualia.com/articulos/326/encrucijadas-del-psicoanalisis-en-el-siglo-xxi/las-identificaciones-y-las-migraciones-indigenas
** Venturini S. (2006) La Emergencia del Sujeto en la Migración. https://www.aesthethika.org/La-Emergencia-del-Sujeto-en-la#nb3
***Hoffman, E. (2004). Between worlds, between words: Some thoughts on self-translation. En J. Szekacs-Weisz e I. Ward (ed.), Lost childhood and the language of exile. Londres: Imago, MLPC y The Freud Museum.
Psicóloga Clínica de orientación psicoanalítica.
Experiencia en el área de salud mental con niños, niñas, adolescentes y adultos. Intervención y tratamiento de las distintas manifestaciones de malestar subjetivo: angustia, depresión, ansiedad, somatización, dificultades en la socialización, entre otros.