“Los autistas son sujetos a los que hay que tomarse en serio, saber que son inteligentes y piden ser tratados con consideración.”
Jean Claude Maleval
A partir de estudios y avances científicos se ha logrado definir el autismo hoy en día. Mucho se ha dicho sobre sujetos que se muestran fuera del discurso y negados al lazo social. Se han cambiado numerosas veces sus criterios diagnósticos y la forma de nombrarlos. Sin embargo, nos seguimos preguntando por el enigma del autismo.
La verdad es que dichos sujetos siguen siendo de gran enigma para el abordaje clínico y terapéutico de sus malestares. Esto, lejos de ser negativo, es una oportunidad maravillosa, que deja la puerta abierta a especialistas y padres para inventar nuevos modos de hacer.
Un breve recorrido histórico sobre el autismo
Al principio, se utilizaba un enfoque clínico para tratar el autismo, ya que se consideraba como una psicosis infantil grave. Por ende, se aplicaban métodos netamente terapéuticos para su atención.
Posteriormente, con el auge de la teoría conductual en los años 60, se planteaba que el autismo era una conducta aprendida social del niño dando relevancia al proceso enseñanza aprendizaje de la persona con autismo.
Por otro lado, se encuentra la teoría neural de Rimland, donde se consideraba el autismo como una alteración en la formación reticular, la cual afectaba el mundo sensorial de la persona con la condición. Para esta teoría, toda manifestación era producto de una lesión en el sistema nervioso central.
Esto es un ejemplo del largo etcétera de teóricos que se han preocupado por dar respuesta a esta pregunta variando en planteamientos y propuestas.
Abordaje del autismo
Las prácticas que imperan en la actualidad para el abordaje del autismo, se enfocan en lo pedagógico. En consecuencia, la idea de éstos es hacer que los sujetos puedan funcionar correctamente dentro de un salón de clases o dedicarse a alguna labor, que aprendan a decir palabras, saludar, decir su nombre, utilizar utensilios entre otras funciones.
Sin embargo, a pesar de todos estos esfuerzos y aun así logrando resultados importantes, quedan restos en ellos que siguen segregados. Restos que representan interrogantes y enigmas, restos valiosos para que los practicantes podamos alojar y darles un lugar.
Así mismo, la creatividad y la disposición de escuchar, podrá permitir la oportunidad a los sujetos autistas de crear e inventar algo que les sirva para calmar su malestar.
¿Qué dicen los autistas?
La Declaración sobre los derechos de las personas autistas, adoptada por el parlamento europeo el 9 de mayo del 1996 subraya que:
” las personas afectadas por el autismo deberían tener los mismos derechos de que disfrutan todos los ciudadanos de la UE (en los casos en que éstos sean adecuados y atendiendo del mejor modo posible a los intereses de esas personas)”*
En este sentido, se insta a que se respeten los deseos de los autistas. De tal manera deberán tener derecho de no ser expuestos ante la angustia y amenazas de tratamientos abusivos. Para eso, es importante que se les escuche en su forma particular de comunicarse y relacionarse.
Donna Williams fue una escritora, artista, cantautora, guionista y escultora australiana diagnosticada con autismo. A través de sus obras nos enseña un saber que extrae de su propia experiencia. En sus libros, cuadros y otras producciones, describe su forma de percibir el mundo y de existir.
Desde el psicoanálisis, se considera al autista como un sujeto que quiere expresar y decir algo importante. Donna Williams afirma que:
“el mejor abordaje, sería el que no sacrificaría la individualidad y la libertad del niño”**
Los autistas, más allá del lenguaje, están llenos de recursos que sobrepasan los límites del uso de la palabra y que por ende, someterlos a tratamientos estandarizados sería perderse la oportunidad de enriquecernos de su singularidad que por fortuna, siempre será enigmática.
* Declaración sobre los derechos de las personas autistas, Disponible en: http://www.autismo.org.es/sobre-los-TEA/derechos
** Williams, D. (2012) Alguien en algún lugar. (1°Ed.) Ned Ediciones. España.
Psicólogo clínico de orientación psicoanalítica y actor de teatro.
Experiencia en la atención de niños, adolescentes y adultos con necesidades especiales.
Excelente articulo y totalmente necesario, de niña recuerdo que me hospitalizaron y mi compañero de cuarto era un niño con autismo, me saltaba encima cada tanto, me lanzaba su comida y pasaba mucho rato como ensimismado con la mirada perdida, como es natural, yo le tenia miedo. No olvido que en una ocasión su mamá quien era una muchacha muy joven, lo abrazó fuerte y lo pellizcó, ahora comprendo que debió sentir mucha frustración, ella tampoco entendía la forma de comunicarse de aquel pequeño.