Históricamente ha sido motivo de comparación el tipo de comportamiento que muestran los niños, adolescentes y jóvenes con sus homólogos de épocas anteriores. Cualquiera pudo escuchar cuando era niño, decir de sus padres y abuelos que “en sus tiempos las personas eran gentiles, que los niños y los jóvenes eran más educados y respetaban a sus mayores, que el vocabulario era limpio y no se hablaba con palabras ofensivas”, entre otras cosas. Lo mismo se dice en relación a los padres y madres actuales respecto a la forma que emplean de criar y educar.
¿Quiénes son los responsables?
Lo cierto es, que esto acusa a cada generación de padres de una supuesta pérdida de la capacidad para formar correctamente a sus descendientes. Pero ¿qué sucede en realidad? Algunos estudiosos del tema alegan que las nuevas generaciones de cada época, en su afán por cambiar lo que no les agradó de sus padres volvieron más laxa y permisiva la relación con sus hijos. Actualmente se afirma que han abandonado su rol de padres y se habla de convertirse en “amigo o amiga” de ellos, perdiéndose la jerarquía natural de la relación padre/madre-hijo. Otros responsabilizan a la tecnología por transmitir mensajes inadecuados y contrarios a la moral y a las buenas costumbres.
Y finalmente a la escuela, que debe contener y corregir a través de sus maestros y profesores no a uno ni a dos, sino a una treintena o más de niños y adolescentes que pasan cada año por sus aulas y pareciera que ya “no lo hacen del todo bien”.
Retos de ser padres en el siglo XXI
Podríamos seguir enumerando causas, motivos y responsables de estos comportamientos negativos de las “nuevas generaciones” pero para el hombre y la mujer del siglo XXI es un reto, si decide emprender como padre o madre de familia, detener esta cotidiana queja.
Para el ciudadano actual es fundamental lograr estudios básicos, tener una profesión u oficio que le permita autoabastecerse, luego casarse o vivir en pareja. Algunos optan según sus posibilidades por viajar o perfeccionarse en sus áreas pero finalmente ya alcanzado un mayor número de metas o proyectos individuales quieren formar una familia, tener hijos.
Los padres del siglo XXI, si lo concientizan, podrían criar y educar a sus hijos mejorando no la forma como lo hicieron sus padres con ellos, sino perfeccionando a sus propias versiones. Porque aunque criar y educar sean palabras muy relacionadas, inclusive utilizadas como sinónimos, existen consideraciones que las hacen necesariamente complementarias en la formación del ser humano.
¿Cómo educar en este siglo?
El maestro e investigador José Antonio Sande en su texto La crianza y la educación: Dos cuestiones muy diferentes, explica que la educación “…implica cubrir las necesidades alimenticias, de protección, de escolarización, de ropa y calzado, juguetes e inclusive enseñar unos hábitos mínimos de higiene, descanso y relación con los demás.”*
Así mismo, se sugiere que criemos a nuestros hijos poniendo en su mesa cada alimento nutritivo y necesario para su crecimiento físico, dándoles vestidos adecuados para que puedan mantener su salud y verse y sentirse a gusto en cada época del año y proporcionando momentos de distracción.
Lo más importante es que no dejemos de lado su educación a través de la cual adquirirán las destrezas intelectuales y emocionales para su incorporación y desempeño exitoso en la sociedad.
Procuremos no dejarlos solos, su rendimiento no dependerá de cuánto conocimiento reciban de sus maestros y cuánto puedan estudiar, hace falta motivación, ese empuje que da el acompañamiento de los padres, no como jueces que premian o castigan según el éxito o fracaso obtenido, sino como mentores que les guiarán en la comprensión de que cada logro corresponde a una meta alcanzada y que cada percance o “fracaso”, no es más que una lección que los hará conscientes de sus debilidades para trabajarlas y lograr un aprendizaje firme y significativo.
En este sentido, guíen a sus hijos para que durante su crecimiento y desarrollo, reconozcan sus capacidades, sus pasiones, el para qué soy bueno. Eso les permitirá prepararse en las áreas o carreras coherentes con sus destrezas y motivaciones, ejerciendo satisfactoriamente lo que finalmente decidan ser como adultos.
*José Antonio Sandes. Educación y crianza: Dos cuestiones muy diferentes. Disponible en: https://saposyprincesas.elmundo.es/consejos/psicologia-infantil/diferencia-crianza-educacion/
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